Marcelo, ¿Por qué querés ser intendente?
Pareciera ser la pregunta obligada de quienes me conocen, que agregan: “si te va bien en tu profesión”; “te vas a ensuciar por nada”; “qué ganas de embromar”, etc.
Mi respuesta a veces genera polémica, pero es la que tengo para todos:
Quiero ser intendente porque tenemos un departamento que tendría que ser modelo en el oeste argentino, por su gente, su producción, sus paisajes, sus bodegas y su potencial, pero el debate político nos lleva de la chicana inútil, a la realización de obras elementales, que deberían estar hechas hace años. Volamos bajo.
Detecto con cierto dolor, que como sociedad hemos naturalizado que los políticos sólo sirven para llenarse los bolsillos a costa del estado, cuando en realidad, ser elegido por tu gente, es una muestra de confianza y esperanza tan grande que no podés defraudar.
Así, el término “roba, pero hace”, es la justificación para avalar a muchos de los funcionarios que supimos conseguir…
Eso tiene que cambiar.
Estoy convencido que hay que oxigenar la política, valorar el ser, profesionalizar en el hacer, entusiasmar en el dar, dejar de lado la rosca, y que los funcionarios electos vuelvan a ser honorables por consideración de la gente, y no por un título autoimpuesto.
Quienes creen que esa es una visión romántica de la política, son los mismos que utilizan la frase “esto es política”, para justificar cualquier actitud reñida con la ética. La gran mayoría de nosotros, recibimos otra enseñanza de nuestros padres.
Hay valores que nos dejaron, que queremos recuperar: honorabilidad, responsabilidad, equidad, ecuanimidad, solidaridad.
Hacemos política en la secundaria, la universidad, en las organizaciones sociales, y en la vida, pero perdemos a muchas personas valiosas, que pudiendo dar mucho a la sociedad, prefieren no participar por miedo a quedar atrapado en el fuego cruzado que propone la política partidaria rancia.
Es que cuando sólo se defiende lo partidario, el individuo deja de ser tal, y se convierte en un engranaje del aparato electoral que cada dos años, le dice a la gente lo que quiere escuchar. Eso no va más.
Ya no hay licencia social para “hacer la mía”. Lo que hay, es exigencia social para honrar la esperanza que deposita en vos quien te vota.
He recorrido todo el departamento, y al contarle a los vecinos lo que queremos hacer con mi equipo, se produce una conexión con cada uno de ellos, que me convence día a día que el camino correcto es el del diálogo. Los vecinos no entienden de ideología partidaria. Sólo quieren vivir mejor, y van a votar a quien entienda eso, sin importar el partido al que pudiera pertenecer.
Es lo mismo que siento yo, y es por lo que asumí este desafío de ser como intendente, igual que como persona.
Quiero ser intendente para hacer, porque sé cómo; para dar lo mejor de mí, porque es lo que me enseñaron; y para que los vecinos recuperen las esperanzas de que juntos, aún con alguna diferencia, podemos construir una vida mejor para Tunuyán.
Los invito a ir juntos tras esos objetivos. Juntos Por Tunuyán.