La Fiesta de la Vendimia se convirtió en una de las celebraciones más importantes y de mayor trascendencia de la provincia de Mendoza. Ahora bien, a pesar de haber transcurrido ya más de 80 años desde su nacimiento, todavía son escasas las investigaciones académicas que existen sobre la misma. Se podría decir, entonces, que hasta el momento la fiesta ha sido más bien vivida y disfrutada como espectáculo que estudiada y analizada como acontecimiento social y cultural. Las mujeres, lejos de estar al margen, han desempeñado un papel central en los trabajos en los viñedos y también en cada uno de los festejos al terminar la cosecha. Desde el nacimiento mismo de los festejos, se le dio a la mujer, especialmente a la cosechadora, un papel protagónico como representante del pueblo y portadora de los valores esenciales de la provincia.
Los nuevos tiempos corrieron a un costado algunos valores fundamentales de la historia de la misma y comenzó a correr el reloj y lo matices de lo que muchos hoy cuestionan, un concurso de belleza que debería de haber dejado de existir, pero ese es otro tema de análisis. Son muy pocas las situaciones en que las madres creen que ellas son la reinas y no sus hijas, quizás por algún complejo guardado en la intimidad, digno de estudio de un profesional de la psicología o atropellar con cuestionamientos absurdos a quienes llevan años trabajando en eventos de esta naturaleza.
Hace pocos días se realizó el acto central del departamento de San Carlos, con un racimo hermoso de jóvenes a la altura de la situación, conformando así una representación digna hacia el acto central que tendrá lugar en algunos días en la capital mendocina. Pero ahí están las madres, que no han entendido nada de lo que pasó, cuestionando a este periodista – locutor matricula 3130, que ponía más énfasis en el canto de los votos a favor de una o de otra.
En San Carlos a la reina la elije la gente en su totalidad de los votos y, este locutor con msá de 55 vendimias sobre sus hombros, no tiene ningún interés en favorecer a nadie en particular con el canto de un voto, sobre todo cuando un teatro en su totalidad festeja el canto de los votos para una u otra. Imagínense el Frank Romero Day repleto festejando el canto de los votos por la querida y siempre presente Nuri Donantuoni, conquistando el corazón de los mendocinos y, la mama de Gisela Campos, enojada por que su hija no salía reina o los locutores con sus matices favorecían a una o a otra. Imposible, nunca ocurrió, solo en la cabeza de algunas madres que se confunden y colocan a sus hijas en situaciones incomodas frente a la sociedad.
Por estos días nos comentan que esto no es todo, las mamas hasta exigen al municipio como debe realizar su tarea frente a lo que se viene, quienes deben acompañar a las reina y virreina en la gran ciudad, faltándole el respeto de una forma increíble al personal de la municipalidad que lleva años y experiencia en esta tarea. Cuando las madres creen que ellas son las representantes se echa a perder todo. Aquí es cuando debe primar la cordura y quienes tienen que poner las cosas en claro son las autoridades municipales, cada área tiene su función y el intendente Morillas con la sencillez y humildad que lo caracteriza, debe poner en su lugar a algunos funcionarios que fomentan este tipo de actitudes y no contribuyen en nada, no entendiendo que la cultura.
La vendimia es de todos, y no de unos pocos.
Un cariño muy especial a cada una de las niñas, esas 7 mujeres sancarlinas fieles representantes y embajadoras de un pueblo que con su voto elige a sus representantes y el deseo inmenso de dejaran bien en alto a San Carlos, aviando cualquier influencia de alguna mamá que cree que ella, es la reina.
«Cacho» Castro – Locutor oficial vendimia de San Carlos
Arte de tapa: Reinas de San Carlos, mandato cumplido, by Marcelo Rangone
María Laura Reján (2003) – Romina Mendez Pattaro (2017) – Andrea Romina Reján (2006) – Stella Maris Laborde (1974)