La historia de la que otrora fuera la más importante conservera, no solo de la región sino también del País, ya que recordemos, procesaba el 30% del durazno enlatado; parece haber entrado en una etapa de definiciones.
Desde el mes de Octubre, cuándo el Juzgado Nacional Comercial N*1 decretó su quiebra, la empresa ha seguido funcionando bajo el control operacional de Camilo Carballo; quién es conocido por su habilidad para hacer lo que le venga en ganas menos respetar la ley y, mucho menos, las necesidades de sus empleados.
Pués bién ahora el Juzgado ordenó la venta, por medio de licitación, de la empresa en bloque y para que siga funcionando cómo unidades operativas; lo que en el marco de la Ley de Quiebras es correcto, solo que los tiempos de la cosecha de durazno y su procesamiento están cada vez más cerca; cómo también va creciendo la angustia de sus empleados a quienes les prometen que todo seguirá en forma normal.
Las razones por las cuáles un proceso concursal iniciado hace más de 10 años recién ahora entra en etapa de definiciones son desconocidas, cómo también son desconocidas para quienes administran la justicia las necesidades que pasan cientos de familias del Valle de Uco para las cuáles la problemática empresa era su fuente de trabajo.
Habrá que ver que pasa con el proceso licitatorio, aunque se puede vislumbrar que los tiempos para atender la producción y las demandas laborales, no serán suficientes.