Miles de argentinos están dejando el país por distintos motivos, para obtener el resultado buscado se requieren dos cuestiones fundamentales: convicción y organización.

Para quien esté pensando en seguir ese camino, conocer la experiencia de Bruno, un argentino de 29 años que acaba de emigrar a España, resulta muy interesante.

Eligió España como destino por distintos factores, principalmente, el compartir el mismo idioma y las mayores posibilidades de insertarse en su mercado laboral frente a otros países de la UE, y comentó : «mucha gente elige su destino sin mucho análisis previo. En mi caso, hice una investigación personal de medio año, me tomé ese tiempo para elegir el país y ciudad que me parecía más sencillo para adaptarme.

“Antes de viajar es imprescindible tomar todos los recaudos para saber exactamente qué trámites hay que hacer, lo primero es procurar tener una forma legal de permanecer en el territorio al cual se pretende emigrar», completó Bruno.

“Cuando se llega a España, lo primero que hay que hacer es un trámite llamado el empadronamiento, que consiste en declarar al gobierno español cuál va a ser el domicilio en el cual vas a vivir. No se puede declarar un domicilio temporal, como un hotel o un Airbnb, sino que tiene que ser una vivienda de carácter permanente. Uno de los primeros fundamentales es la apertura de una cuenta bancaria en un banco español. Esto lo van a requerir a quien solicite la residencia en España por acreditación de fondos”.

“Una vez empadronado, se puede pedir la residencia. Si se es ciudadano de la Unión Europea, la dan el mismo día, siempre que acrediten tener un trabajo, o bien medios económicos suficientes. Si es familiar de ciudadano de la Unión, se puede pedir la residencia solamente estando empadronado y con la residencia de tu esposa/esposo ya aprobado».

“Los primeros días noté algunas diferencias que me llamaron poderosamente la atención. Me di cuenta, por ejemplo, de que aquí las monedas tienen valor.  Casi todos los productos tienen precios con céntimos y el pagar con monedas, ahorrar el vuelto y usarlo para otras compras (hasta pagar productos o compras pequeñas del supermercado con monedas) es una sensación que hacía mucho tiempo no tenía en Argentina dado el contexto inflacionario. En el mes que llevo aquí, no aumentó de valor ningún producto», continuó con su relato Bruno.

“Otra cosa que noté al instante es el nivel de seguridad que se vive. Aquí se ve a las personas con el celular por la calle, muchos usando fundas/carcasas para llevarlos colgados, algo impensable en donde nosotros vivíamos. O también a personas mayores con alhajas y carteras de diseñador, sin temor a un posible hurto. Aquí se respira seguridad, y se nota», añadió.

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