Mas allá de todo lo que nos contaron acerca de la Revolución de Mayo, parece que la historia no fue de esa manera. Así lo explica Gustavo Capone en una nota de MDZRadio dónde destaca algunos puntos muy interesantes.
La historia comenzó a escribirse muy lejos de aquel 1810, por ejemplo, aquella plaza descripta con una multitud de gente no representa realmente lo que aconteció en aquel momento: «No estaba llena como lo plantea Luis Sánchez de la Peña, con un cuadro que pinta en 1909, en pos de la conmemoración del primer centenario.
En ese momento la plaza estaba muy condicionada. Había punteros que habían tomado el recado, para que no se llenara. Hubo un tiempo previo que había sido donde realmente nacieron las ideas políticas argentinas, que es en el Cabildo, donde se discute si el virrey sí o no. La plaza no estaba llena y está muy lejos de ser la que aparecen en los cuadros».
Capone destacó que la presencia de los famosos paraguas, tampoco es real, ya que este objeto eran una excentricidad en su momento. «La presencia de tantas mujeres tampoco lo es, no solían salir en otoño/invierno ya que las ropas eran muy livianas, las damas antiguas tampoco estaban. En esa época, no podían usar sacón. El aguatero, y el velero también son cuestiones románticas», dijo.
Otro dato que destacó es que las escarapelas en lugar de ser celeste y blancas, eran rojas y blancas. «La historia fue escrita 50,60, 70 años después, a partir de crónicas, de actas. Pero el color celeste y blanco representaba a los borbones. Nosotros seguíamos jurando al rey que estaba cautivo. Recién en 1816, se genera el rompimiento.
En Mendoza el verdadero proceso revolucionario empieza con la llegada de San Martín a la provincia, donde quiere romperse ese lazo.
Capone remarco que actualmente se está desarrollando una nueva mirada de la historia. «Me parece más importante el campo del acercamiento, de la divulgación. Por ejemplo, qué pasaba en Mendoza en ese tiempo. Nosotros hablamos de una revolución concentrada en el Gran Buenos Aires, con un contenido puertocéntrico, que da nacimiento a un porteñismo cultural», cerró.