Por una simple ecuación económica, las cadenas de Pago Fácil y Rapipago podrían llegar a cobrar, a quienes usamos esos sistemas, una comisión del 1% sobre el importe de la factura que pagamos.
Sucede que, si bien las empresas que tercerizan sus pagos, cómo Edemsa, Telefónica, compañías de celulares y demás, pagan una comisión por la gestión de cobranza, los bancos les cobran también una comisión por el transporte, guarda y cuidado de su efectivo; entonces la rentabilidad es baja (dicen ellos)
Por lo tanto la solución más sencilla sería cobrarle una comisión a los usuarios para poder mejorar los índices de ganancia de sus negocios.
Cómo casi siempre, los usuarios terminamos haciéndonos cargo de los problemas de rentabilidad de las grandes empresas.