Muchas veces nos preguntamos cuál es el valor de la vida, sobre todo en situaciones extremas cómo cuando se pierde un ser querido.
Ahora parece que le han puesto valor, por lo menos para la Justicia de la Prov. de Buenos Aires, concretamente para el juez Federico Barberena, titular del juzgado de Garantías número 2 de Azul.
La historia cuenta que el Domingo 23 de Agosto, en el kilómetro 225 de la Ruta 3, a la altura de Cacharí, murieron cinco personas de Merlo que regresaban a su ciudad desde Tandil. En el auto siniestrado viajaban Alejandro Torres, de 39 años y sus hijos Daría (19), Damián (17) y Mía (6) así como una sobrina, Lara, de 14, cómo consecuencia del violento accidente, el auto se incendió y los cinco quedaron atrapados dentro del habitáculo.
Alejandro Torres estaba tan feliz por el regalo que le había hecho su hermana que ese mismo 25 de agosto en el que celebraba su cumpleaños número 39, que decidió llevar a sus tres hijos y a una sobrina de Merlo a Tandil en su flamante auto nuevo. Sin embargo, durante el regreso a su casa, los cinco integrantes de la familia Torres se encontraron con la muerte, después de ser embestidos por una camioneta Grand Cherokee, impactar de frente contra un camión cementero y quedar atrapados entre las llamas de un vehículo calcinado.
El trágico accidente motivó el inicio de una causa por “quíntuple homicidio culposo y lesiones por accidente” a Horacio Luis Castilla, empresario agropecuario de Tandil, quien tras ofrecer una abultada suma de dinero, fue excarcelado.
Por eso decimos, par el Juez Federico Barberena, titular del juzgado de Garantías número 2 de Azul, la vida de una familia entera, sus sueños y futuro, vale algunos pocos pesos, que pareciera ser lo único importante.
Lo foto es de Alejandro Torres, la víctima fatal y es propiedad de Infobae