Este miércoles 21 de junio comienza la estación del invierno, lo cual implica un mayor riesgo de que los niños o los adultos padezcan enfermedades propias durante este periodo. Es sabido que muchas veces el invierno afecta a las vías respiratorias y por esta causa hay patologías más prevalentes en esta época del año.

Una de las más habituales es la gripe estacional, considerada una infección vírica aguda. En este caso los virus más comunes son los virus Influenza de tipo A e Influenza de tipo B y se caracteriza por el inicio súbito de fiebre, tos (generalmente seca), dolores musculares, articulares, de cabeza y garganta, intenso malestar y abundante secreción nasal.

Esta enfermedad afecta a cualquier grupo de edad, pero algunas personas corren más riesgos que otros como, las embarazadas, los menores de 5 años, mayores de 65 años, los pacientes con enfermedades crónicas cardíacas, pulmonares, renales, metabólicas, del desarrollo neurológico, hepáticas o hematológicas) o inmunodepresión (por VIH/sida, quimioterapia, corticoterapia o neoplasias malignas).

La gripe estacional tiene fácil propagación y se transmite rápidamente. Al toser o estornudar, las personas infectadas dispersan en el aire, a distancias de hasta 1 metro, gotitas que contienen el virus en su interior, infectando así a las personas cercanas que inspiran esas gotitas. El virus puede permanecer activo durante horas en un ambiente frío y con poca humedad, la transmisión aumenta en lugares cerrados con gran concentración de personas.

La forma más eficaz de prevenir la enfermedad es la vacunación. La OMS recomienda la vacunación anual en:

-Embarazadas en cualquier fase de la gestación;

-Niños de 6 meses a 5 años;

-Mayores de 65 años;

-Pacientes con enfermedades médicas crónicas;

-Profesionales sanitarios.

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