El 2020 culmina, otro ciclo lectivo llega a su fin.
Pero no fue cualquier año.
Es el año que nos interpeló, y nos condujo a buscar nuevas formas y posibilidades de aprender y de ser.
Indudablemente nada fue sencillo, todo lo planificado tuvo que renovarse, reinventarse.
El 2020 nos enseñó a construir “todos con todos, todos con cada uno.”
Aprendimos la sinceridad de un abrazo virtual, la calidez de una mirada atenta a través de una video llamada, o el simple hecho de comunicarnos sin vernos, sin contacto físico, pero con deseos infinitos de que todo estuviera bien en nuestros hogares y en el de cada uno de nuestros alumnos y alumnas.
Nuestras aulas, patios y escuelas se volvieron vacíos, sin las risas, las alegrías o los silencios cómplices, y se llenaron de interrogantes y pocas respuestas. Atrás quedaban los bulliciosos recreos de los primeros días, la experiencia directa fuera del espacio físico de la escuela, del trabajo en equipo, de un partido de fútbol o voley, y porque no, una travesura compartida.
Pero aprendimos, no como siempre, pero aprendimos.
Se nos invitó día a día a repensar estrategias y miradas. Aprendimos a buscarnos, a encontrarnos, a necesitarnos.
Impensadamente los gestos cotidianos, llenos de calidez, se volvieron prohibidos. Las comunicaciones virtuales tomaron su protagonismo y nunca valoramos tan de repente, el precio de estar juntos.
Entendimos el valor de nuestra salud, la de nuestra familia y la importancia de protegerla.
La familia se unió y se involucró más que nunca en el hacer diario con la escuela y así fueron sumando saberes y desarrollando capacidades. Y vivenciamos, lo que muchas veces estaba solo en teoría: formar un equipo de entre familia y escuela.
Por eso, es tan necesario y a la vez justo, el reconocimiento a quienes a diario lo dieron todo en esta situación tan compleja y a la vez desconocida, temida y desafiante, que como país debimos atravesar.
Nada se hubiera logrado sin la enorme capacidad de servicio, empatía y trabajo de nuestros Supervisores, Directores, Docentes y No docentes en general, que estuvieron atentos a cada familia, a cada alumno y alumna. Ellos también fueron y lo son, trabajadores esenciales, con mucho o poco, pero con una gran cuota de solidaridad, compromiso y afecto constante.
Creímos y creemos hoy más que nunca en la necesidad de trabajar todos juntos para una mejor humanidad.
Nuestros niñas, niños y adolescentes nos necesitan.
Redoblemos los esfuerzos y apostemos a un futuro de responsabilidades compartidas y de mutuo enriquecimiento.
No podemos detenernos. Una nueva normalidad llegó y debemos estar atentos y avanzar, siempre, en la convicción de que es posible construir una mejor sociedad, que nos permita y nos invite permanentemente a la empatía, la solidaridad y la búsqueda del bien común.
Que el año que se inicie traiga consigo respeto, valoración, cuidado del otro y de los otros y sobre todo y fundamentalmente: ESPERANZA. Una esperanza de ser cada día artífices responsables de un mejor lugar para vivir, para disfrutar y para amar lo vivido.
¡¡¡FELICES VACACIONES!!! ¡¡¡FELIZ REENCUENTRO CON LOS SERES QUERIDOS!!! ¡¡¡FELIZ 2021!!!
Prof. Silvia Cornejo Delegada Administrativa DGE- Centro Sur-