El vecino de Tunuyán, Emiliano Campos, ejerce su profesión de Escribano en nuestra Ciudad y además, ocupa una banca cómo Diputado del bloque Cambia Mendoza en la Legislatura provincial.
Agradecemos su colaboración.
Se avecina un nuevo año electoral y otra vez la democracia nos da la oportunidad a todos los ciudadanos de este Departamento, de esta Provincia y de esta País, de ser verdaderos protagonistas de la historia.
Es en estas oportunidades en donde debemos pisar el freno de las cosas cotidianas… del diario trajín… de los problemas de todos los días y pensar seriamente en el futuro. Pero no sólo en nuestro futuro, sino en el futuro que les dejaremos a los hijos de nuestra generación; es decir, a nuestros propios hijos. Y esa es una tarea de todos, pero primariamente es una obligación principalisima de quienes tienen responsabilidades de gobierno, de quienes tienen vocación de servicio público.
“Un político se convierte en un estadista cuando empieza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones”. (Winston Churchill)
Esa es a mí humilde entender la gran deuda de los políticos para con la sociedad: dejar de lado las individualidades, los intereses de partido, los intereses personales y encontrar un sueño, una meta hacia donde la sociedad deba llegar.
En el caso del Valle de Uco en general y de Tunuyán particular; me permito esbozar algunas ideas que pueden servir para iniciar ese camino de las políticas a largo plazo. Esas que no se agotan con un gobierno, ni siquiera la mayoría de las veces las puede concretar un solo partido político, me refiero a lo que llamamos “políticas de Estado”.
Vivimos en un verdadero oasis, no sólo productivo, sino también social y cultural, con nuestra propia idiosincrasia y forma de ver el mundo.
Ese oasis, es un lugar que hoy podemos percibir como partido en dos: una parte muy rica, muy desarrollada, con grandes inversiones económicas nacionales e incluso internacionales. Que están haciendo cambiar muchas cosas en el ambiente en que nosotros nos desarrollamos, a la que todavía no podemos terminar de adaptarnos del todo.
Pero también existe otra parte, esa otra cara de la moneda: esa riqueza que nos rodea, ese progreso, ese desarrollo no se ve reflejado en una mejora ostensible de la calidad de vida de nuestra población.
ESE ES EL GRAN DESAFÍO DEL FUTURO. En eso tenemos que pensar quienes abrazamos está vocación de la política. Tenemos que ser capaces de conectar y transformar el desarrollo privado de unos pocos, en mejor calidad de vida de muchos.
En esa tarea el estado tiene mucho por hacer, comenzando indudablemente por la educación, la capacitación para los nuevos trabajos que requieren las nuevas empresas; como por ejemplo: el turismo; una industria en la que no paramos de crecer y por la que seguramente pasará gran parte del futuro de Tunuyán y del Valle de Uco. Claramente sin descuidar la economía tradicional, basada básicamente en la agricultura, a la que debemos buscar formas inteligentes de fomentar, proteger y promover.
Pero para ello debemos mejorar los servicios públicos, la infraestructura, la planificación urbana y el crecimiento ordenado; quienes tenemos responsabilidades de gobierno debemos ser audaces y generosos, con nuestros correligionarios y con quienes piensan distinto a nosotros para, entre todos, con toda la responsabilidad que reclama la hora, encontrar el camino del desarrollo económico con la responsabilidad social.
Para que un día, que no puede ser muy lejano, esa riqueza que solo vemos «con la ñata contra el vidrio», cómo dice el tango un día sea una realidad para todos los habitantes de éste suelo.