Desde el cura de Monte Comán que apareció en un lugar solitario ofreciéndole «ayuda espiritual» a una vecina con algunos conflictos familiares; hasta el agente penitenciario con su uniforme reglamentario teniendo relaciones con una trabajadora sexual en el interior del auto en Parque O’Higgins de la Ciudad de Mendoza, deben existir montones de historias.

Es que el cierre obligado de los hoteles alojamiento ha complicado los encuentros de novios sin lugar apropiado, solitarios con compañía ocasional o los amores clandestinos.

Tal vez en las grandes ciudades alquilar una cochera pueda ser una opción válida y, en nuestra región, retirarse algunas cuadras del radio céntrico para buscar algún lugar solitario y poco iluminado, claro que para poder llegar a ese sitio tan especial primero se deberán sortear los controles instalados en cada salida de cualquiera de nuestras localidades y rogar para que no aparezcan las patrullas que se encargan de controlar que se respeten las normas y horarios de circulación.

Sin lugar a dudas, un momento muy difícil para dar y recibir un poco de cariño.

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